domingo, 19 de julio de 2009

Jojo. Mi turno.

Bueno, me parecio mejor colocar algo un poco más corto.

y como lo breve si malo dos veces malo, sepan disculpar. Es más, mejor ni lo lean. 

                                                                    Papelito 

Ella arrojo el envoltorio de los caramelos al suelo mientras terminaba de contarle sobre esa película. El observó el papel en el suelo, tratando de disimular cualquier gesto.
Ella se dio cuenta que algo había hecho mal, no entendió que; pero noto que algo lo molestaba. Casi adivinando se levanto del banco y recogió el papelito del suelo.
Él la miro mientras caminaba hacia el basurero más cercano. Trato de pensar en que ella solo quería agradarle, que tenia buenos motivos para corregir su conducta. 
Cuando ella regreso al banco él ya no estaba. Se alejaba caminando. Sabiendo, con la certeza de los que juzgan por pequeños actos, que no quería estar con ella. 


Y lo leiste... (si, ahora te arrepentis, no?)

Emilio.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Nada de arrepentimientos, Emilio! Siempre he admirado la capacidad para lograr una prosa fluida y veo que tu cuento la posee, y "a todo vapor".
Me agradó el modo bien concreto de narrar una historia tan simple, pero no por ello menos sugerente. Me refiero al valor elíptico de tu cuento. No es fácil abrir un "señor cono de sombra" a partir de una historia sencilla. E intuyo que allí habita un MÉRITO mayúsculo: en poder sugerir tanto, a partir de una acción que podría parecer intrascendente.
Me explico mejor. Una historia tan mínima se torna decidora gracias a la cintura de un ojo narrador que dice todo sin decirlo. Y que dice todo no sólo acerca de los enrosques psicológicos de su personaje masculino, también dice mucho sobre la rusticidad que "Él" advierte en el accionar de la mujer que intenta seducirle. "Ella" pierde la oportunidad de agradarle a "Él" por ser justamente ella, por mostrarse cómo es. Y tal vez la desaprobación de "Él" sucede porque lee -por encima de esa actitud insignificante de la mujer- un gesto de vulgaridad; o acaso la actitud propia de esas personalidades advenedizas, que se manejan por la vida sin código y se interesan por hacer cuando se sienten observadas por los demás.
No sé qué pensará el resto, pero yo veo en "Él" el perfil psíquico de un ser prejuicioso y funamentalista que no piensa que esas actitudes mínimas pueden modificarse. Es decir, creo que es un persoje hiperbólico y exajerado. Hecho que divierte y le aporta al final de la historia un toque de humor logrado con mucha sutileza. Eso es todo.

Emilio, si te interesa me avisás y te envío por e-mail algunos ajustes sintácticos que habría que hacer sobre las relaciones subordinadas de un par de pronombres relativos.
saludos para todos. Vanesa

Anónimo dijo...

Por supuesto q me interesa. Manda tranquila. Gracias.

Emilio.

Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

Hola. Perdón por lo colgada!
Estoy de acuerdo con Vanesa.
Me gustó mucho el tema de oraciones cortas, concisas y directas, y q sin embargo dejan traslucir mucho.

Además me gusta el hecho de que lo que sepamos de los personajes solo sea lo que apenas se deja entrever por sus acciones.

Victoria

Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

está bueno el cuento, es divertido.
como que uno se queda con ganas de saber algo más sobre el tipo que se va, y no es poco mérito el dejar con las ganas al lector. Hay que corregirlo gramaticalmente y puede pulirse estilísticamente, pero está logrado.
Y no anticipés el cuento con tus comentarios, Emilio!
Abrazos a todos.
Pablo

G. dijo...

Gente! Me gustó el cuentito. No es malo, más allá de que hay que corregir algunas frases, en lo que respecta a la gramática y ortografía. La brevedad es complicado de encontrar. Ahora, siempre tiene que quedar un sabor algo, o una necesidad de querer más. Creo que eso tienen los mini cuentos de atractivos. Como una pincelada que sugiere algo mucho más grande, como que tiene contenido o potenciada un historia importante.

En fin, no desmerezcas el cuento. Se puede mejorar, como todo lo que uno escribe. Muy bien.

Guillermo

Anónimo dijo...

¡Por favor! ¿Para qué colgar algo de lo que estar arrepentido? (:
A mí me gustó mucho pero al principio me confundió la falta de tildes.
Sin orgullo, a mí me ha pasado este tipo de situación y he actuado como Él. Es interesante verlo desde otro punto de vista. :$
También me gusta la idea de cuento corto que te deja con ganas de saber más, como dijeron Pablo y Guillermo.

Natü

Silvio dijo...

Primero que todo, me hicieron gracia los comentarios alusivos. Juaaaaaaaaaaaaaaaa.
Bien. Lo que tengo para acotar es:
1. Repetis muchas veces "ella" en los primeros párrafos. A veces se puede sacar. Al igual que la palabra "suelo". Hay que rever eso.
2. Me parece que los puntos y aparte de los primeros párrafos debería ser punto seguido. Estás contando lo que hace ella. El punto aparte me suena cuando saltas a contar lo de él.
3. El final está bien, pero no das demasiada explicación? Por ahí estaría bueno que dijeras lo mismo sin decir tanto. Bueno, no se si se entendió.
4. No estoy arrepentido!

Silvio dijo...

Me quedó colgado acotar que estoy de acuerdo con las chicas en cuanto a lo concizo de todo, la historia, las oraciones cortas y el tono. De la manera en que lo has narrado, lográs eso, un tono como que decís, pasa esto, y punto final. Eso me gusta mucho.

Anónimo dijo...

Hola Emilio. Más allá de algunas cuestiones de forma me gustó el cuento, sobre todo porque tiene el poder de abrir muchas preguntas en torno a los personajes, la situación y las motivaciones de cada uno. Me pareció que trabaja bien el recurso del dato oculto, muy al estilo Hemingway. Tiene sustancia y profundidad ¿Hay un segundo capítulo?
Abrazo
Javier Ávila

Anónimo dijo...

Creo que la ortografìa es un tema infinitamente menor. ¡Imagínense si tuvieran que corregir a un autor como Márquez! (quien se considera peleado a muerte con la ortografía) ¡¿A quién carajo le importa señalar los "horrores ortográficos" de un escritor que nos regaló tamaña emoción con los "Cien años..."?! A hora de hacer observaciones de los demás escritos no creo que sume notar notar imperfecciones tan ínfimas como las fallas ortográficas. Al menos no así. En todo caso, estarìa bueno pensar que consideraciones semejantes, podrían llegar a hacerse por una vía más íntima que ésta.
Bah...a mí me parece.
Saludos para todos
Vanesa