miércoles, 15 de julio de 2009

Organizando la visita de Vicente

Gente, como sabrán, Vicente viene a Mendoza el miércoles 29. Creo que recordar que la idea que tenía era visitar una bodega (Silvio estaba con eso, creo) y, además, recorrer un poco Mendoza. Quizás es también una buena oportunidad para hacer un asado. En fin, publico este post para que, como respuesta al mismo, podamos ir organizando algunas actividades entre el 29 de julio y el 1 de agosto.

lunes, 13 de julio de 2009

Último bosque (Geo)

Teseo la busca entre los árboles. Lentamente, sus miembros se acostumbran a la desesperación de buscar en el cielo olvidado la estrella sin contorno.

Un sin número de troncos, elevados como hombres sin brazos, destrozan la luz de la noche que se chorrea sobre la tierra. Los guardianes de la inmensa extensión rezan y cantan para que la prisionera desnuda descanse hasta llegar la mañana. Luego envían a sus hojas un mensaje líquido de savia, para que el follaje se multiplique y Teseo renuncie a la obstinación insensata de encontrar a Ariadna.

La princesa es saboreada desde lejos. Sus piernas enredadas entre las ramas, provocan el silencio de todo un bosque que detiene sus murmullos taciturnos para verla levitar como una pluma en la oscuridad. En su sueño Ariadna sueña y de tanto soñar su piel se torna cada vez más lisa hasta alcanzar la tersura de los peces que todo el tiempo sueñan.

Bajo la copa del árbol en que duerme la princesa descansa adormecida una de las parcas. Y tiene los labios gruesos como quién no ha besado nunca, y las piernas cortas por haber estado sentada toda la vida cortando hilos, obsesionada con el destino trágico de los que siempre mueren. Esos, los que nacieron y ya desde el principio conocieron el final de su destino: la línea que es finita y siempre acaba en alguna parte.

Teseo oye la canción del pájaro nocturno y lo confunde con Ariadna. Corre en busca de esa lámpara que es el sonido. Pero la música queda lejos y el camino está lleno de ramas o de brazos, con los que se tropieza. Los guardianes extienden sus ramas y bloquean todas las bifurcaciones. Teseo da vueltas y la silueta de la princesa, su sombra perfecta se dibuja en la triste escena lunar, dónde todos los árboles ríen mientras la observan morir de pie, entre la hierba.

Y con ella, con su cuerpo que es un río de hielo plantado en la espesura, se van todos los rayos y las luces y la alondra que se estrella como los astronautas. Adiós Ariadna. La parca desquiciada, la parca coronada ha cortado el hilo desde su antesala, donde ahora reina el silencio.