lunes, 6 de julio de 2009

dioses (Javier Avila)

dioses (Javier Ávila)

Paradójicamente, su nuevo mundo no tenía nombre. Se extendía a lo largo de diez metros cuadrados que ardían ante el implacable furor de dos lunas en llamas. El norte, el sur, el este y el oeste se perdían en el infinito como insondables vacíos oscuros. Los viajeros eran cuatro hombres en edad madura. Cada uno permanecía tendido boca arriba en un vértice de aquel asteroide innombrado. Sus cuerpos, raquíticos, se consumían expuestos a la intemperie de ese astro celeste que los llevaba hacia el infinito. Hacía días que habían abandonado los planes de escape, suicido o eutanasia. Sin saberlo eran lo últimos reflejos vitales del planeta tierra.

El mundo ya no era. Luego de la destrucción atómica los cuatro habían despertado sobre ese asteroide en viaje hacia la nada. A pesar de que una extraña atmósfera los protegía, al cabo de unas semanas sus cuerpos cedieron ante el flagelo del hambre, la sed y la desesperanza. Tendidosboca arriba comenzaron a recordar sus vidas: soñaron con sus amores, sus mujeres y sus hijos. Sus cuerpos y sus mentes colapsaban ante la agonía de las palabras, los símbolos y las cosas. Al borde de sus fuerzas para el habla, los cuatro coincidieron en la necesidad de inventar un nuevo cosmos: imaginarían reinados y potestades espirituales; crearían al nuevo hombre. Éste caminaría sin fatiga las montañas y volaría con libertad los cielos; la Inteligencia y la torpeza serían en él virtudes igualmente entrañables. Su corazón no conocería el deseo de dominar a otros.

No lo sabían, pero se estaban convirtiendo en dioses.

Casi en el último suspiro dieron el paso que los hizo superior a todas las deidades: decidieron borrar de las almas de sus criaturas el sello de sus creadores. No pusieron condiciones. No decretaron paraísos, manzanas o serpientes. No instalaron la necesidad de sacrificios, hogueras o venganzas. No habría caos porque no existirían leyes. El nuevo hombre sería pleno porque había sido liberado en su primer hálito de vida.

Mientras el nuevo mundo empezaba el tránsito de su prehistoria, el asteroide agotaba su ciclo de vida y estallaba en mil fragmentos luminosos de colores. Los cuatro dioses morían y las nuevas criaturas construían sus propias vidas. Jamás sabrían de la existencia de sus creadores: no les construirían altares, no se someterían ni les suplicarían el perdón de sus pecados.

A los cuatro la muerte les llegó instantánea y serena. La vida los abandonó sonriente y habitó el universo por ellos creado. Ellos hicieron de su final un principio, un verbo hecho carne.

Ellos no lo sabrían, nadie lo sabría.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Gente, publico el mismo cuento de rigor que había posteado en el otro foro. Es un cuento viejo y la verdad es que me arrepiento de haberlo subido antes pero bueno, nobleza obliga, ya estaba publicado. Les cuento que el miércoles no podré asistir al encuentro en el bar por razones de fuerza mayor. Mi chica recién regresa de un congreso en Chile y a uno de los integrantes de su grupo (proveniente de México) le diagnosticaron Gripe H1N1. Es decir que ella ahora está aislada y por lo tanto yo también. En fin, si alguno quiere que vaya y comparta mis cepas con el grupo no tiene más que avisarme y allí estaré. De todos modos sugiero que nos averiguemos bien si los bares van a estar abiertos (más considerando que el jueves es feriado, creo)
Bien, les dejo mi texto y que se diviertan destrozando!

Javier

Anónimo dijo...

Normalmente no me gustan este tipo de textos, leyendas, pero en este tocás el tema de la creación... me gusta la idea, es bien general :) Me esperanza.

Espero que no te contagies ni menos tu chica. Es un tema muy importante, cuidado con la gripe, sobre todo en esta época del año.

Besote,
Natü

G. dijo...

Qué tal? Me gustó el texto. ME resultó extraño, quizá en mi intento de entender de qué se trata. Es como una mezcla entre ciencia ficción, nostalgia, un tanto de esos relatos primigenios, y bueh... quizá eso es lo rico del texto. Lo que sí me parece que sería conveniente revisar son algunos adjetivos y el uso de la primera palabra, que a mí, me hace ruido: "Paradójicamente".

Otra cosa. ¿Qué pasará el miercoles? ¿Habrá adeptos a la reunión? Yo estoy dispuesto a ir, pero me gustaría saber quiénes podrán, para que no sea yo con el mozo y los nachos.

en fin, saludso!
atte

Guillermo

Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

Parece que se suspende nomás. Será cuestión de seguir "blogspoteando". Al menos aquí, estamos al salvo de los contagios. Bueh, espero que sólo a salvo de cierto tipo de contagios, porque hay que seguir con el hábito del contagio en cuanto al intercambio de lecturas, escritos y percepciones.

Vanesa

Silvio dijo...

Es buena esta idea de la creación excenta de leyes. Como que plantea la incógnita de cómo seria un mundo así.
El relato de todos modos tiene esa característica de leyenda, o mejor dicho, de escrito onda génesis. Recuerdo el silmarilion de Tokien, que son un conjunto de relatos aislados que justifican las historias que vendrán luego.
En cuanto a la estructura, por ahí podría decir que me pareció que faltaba un poco de desarrollo cuando estos seres deciden crear. No demasiado tampoco, tal vez con un párrafo intermedio bastaría.
Y si no me convence el final. La frase última carece del peso del resto de la narración. Se me ocurre que tal vez durante el relato se debería obiar la mencion a estos seres como dioses, y que la frase final fuera esa que está antes, donde dice que se habían convertido en dioses.
Ideas. Será para pensar.
Vuelvo a recordar el cuento de Asimov, veo si te lo puedo mandar.

Silvio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

Chan chan, chan chan, chan chan (música de suspenso). Heme aquí, cuchillo en mano…
No, no, no: nada de eso. Estufita, una copa de vino, el relajo de un sillón bien mullido y una musica instrumentalmente reparadora de por medio. Ahora sí que estoy en condiciones de empezar.
Excelente comienzo. Este cuento sí que tiene “gancho”: empieza cuando todo ha terminado y, cómodamente apoltronada desde el sofá de la lectura, confieso que me intriga la idea de saber aquéllo que sucederá hacia el fin de la humanidad. Es, en otras palabras, un inicio que empuja, que invita a continuar con la lectura.
Sugeriría, eso sí, que se viera la posibilidad de aglutinar los dos primeros párrafos dado que hay información del primero que se repite en el segundo y no es necesario. “Todo buen cuento es como una flecha”, avanza en línea recta hacia el desenlace y no conviene repetir, ni dar vueltas en círculo sobre lo mismo (a menos que la estructura del cuento lo requiera, aunque, sospecho: no es éste el caso).

Sugiero, también, que revises el “paradójicamente”. No sólo porque el adverbio choca desde lo sonoro, sino -y fundamentalmente- porque situado al comienzo del cuento anticipa una paradoja que se redondea recién en el final, cuando el nuevo Génesis se alza victorioso entre las cenizas del Apocalipsis. El “paradójicamente”, situado allí sobre el arranque del relato, es prematuro. No es necesario que se advierta sobre ello; cualquier lector despierto sabrá apreciar la paradoja una vez concluida su lectura. En eso consiste, justamente, el famoso “cono de sombra” de un texto. Tal vez -y aclaro que se trata una apreciación muy personal- sería un verdadero acierto empezar con una oración que me pareció muy contundente (esa que se ubica hacia el inicio del segundo párrafo): “El mundo ya no era”. Pero reitero, es ésta una percepción subjetiva y personalísima. Como personalísima es también esta otra sugerencia: “astros celestes” y “al borde de sus fuerzas” me laten a lugares comunes; estaría bueno si pudieran reemplazarse por frases equivalentes que resulten más frescas o menos gastadas por el uso cotidiano de la lengua.
Por lo demás, puedo decir que encuentro metáforas realmente bellas como: “…el furor de dos lunas en llamas” o “No decretaron paraísos, manzanas o serpientes…”. Por otra parte, considero que el planteo que encierra esta historia me intereó tanto como me inquietó. Pues más allá de lo religioso, abre un interrogante que obliga a echar una mirada antropológica -filosófica si se quiere- sobre la esencia del ser humano. “No habría caos porque no existirían leyes” me parece la prueba más evidente de lo que estoy diciendo. Con esta oración el narrador lanza toda una percepción sobre la condición humana. Percepción con la que podemos o no coincidir, pero que invita a repensar unos cuantos asuntos.
Y ya para terminar, me surge una duda. Tal vez sea yo quien no lo entienda, pero creo que no queda del todo claro en qué lugar comienza la vida nuevamente. Me refiero al antepenúltimo párrafo: el asteroide estalla y los progenitores de la nueva estirpe, mueren… Pero ¿dónde comienza a ser el nuevo hombre? Eso no me queda claro e ignoro si se trata de un descuido o de una duda premeditada por parte del narrador.

Envío mis respetos, mis saludos y todo un ejército inmnunodefensivo para vuetros organismos se fortalezcan.
¡Que los dioses nos libren de las pestes de este Apocalipsis...! Je,je. Besos y salutes para todos.

Vanesa

Silvio dijo...

Coincido totalmente con Vanesa, sobre todo en la apreciación de que el cuento podría empezar con esa frase "El mundo ya no era". Respecto de los inicios, cosa que considero fundamental encontrarles la presicipon, esto ya es una obsesión de mi parte, puedo decir que el ejemplo que siempre me viene a la cabeza para demostrar cual sería en concepto con el que comulgo respecto de esto, es el de la novela Farenheith 451 de Ray Bradbury que reza: "Era un placer quemar."

Anónimo dijo...

Gente, respondo a los comentarios. El texto, como les decía, es un tanto viejo por lo que ahora que lo releo coincido en muchas de vuestras observaciones y encuentro mucho más errores aún. a)Si, el texto pretende basarse en un registro de leyenda, algo así como El Silmarilion de Tokien. b) El texto empieza con el adverbio "Paradojicamente": la idea de que el mundo en el que los sobrevivientes ("Los vestigios vitales del planeta tierra")viajaban no tuviera nombre ni destino y que, a su vez, éste mundo fuera el escenario de la creación de un nuevo mundo, me pareció en si misma una paradoja. Igual coincido en que lo cambiaría. c)El texto podría clasificarse como a medio camino entre ciencia ficción y leyenda (no sé) pero sobre todo es una crítica al cristianismo, a su relato absolutista y terminante sobre el orden de las cosas, a su idea central de un Dios todopoderoso y eterno que exige reverencia, humillación, sacrificios, arrepentimiento, culpa y toda esa serie de barbaridades. También pretende poner en discusión el hecho de que pareciera que ese dios, el Ratzinger y Luis Palau, necesita nuestras alabanzas y agradecimientos y súplicas y postraciones constantes para sentirse bien, además de una ciudad (y de un mini-estado) con calles de oro, tronos de zafiro, multitudes que lo alaban gozosas, mártires y bichos alados al estilo Alien que sobrevuelan su trono blanco en el cual está sentado por los siglos de los siglos dándoles coronitas a sus vasallos y mandando al mismísimo infierno terno a los que no tuvieron el talento ni la inspiración ni las condiciones socio culturales para creerle. Yo calificaría a este dios como bastante egocéntrico,narcisista. Lo mandaría al psicoanalista. El cuestionamiento sobre esa necesidad que el dios cristiano tiene de nosotros es lo que atraviesa el texto. d)Sobre el principio del relato: tienen razón, no es el adecuado, debería empezar diciendo "El mundo ya no era. e) Sobre el final del relato: Fue intencional la idea de un final poco resonante, de poco peso. Es un relato que muere sin gloria, como murieron los creadores del nuevo universo, sin mayores pretensiones que las de haber existido. Digamos que es justamente lo contrario que los tele predicadores y la opulenta política de los obispos catolico romanos f)Respeto todas las ideas y las creencias pero no comparto los avances de "evangelización" explosiva e invasiva ni las muestras de fastuosidad en un mundo en el cual el 80% de los habitantes viven en la pobreza y la indigencia. Fui religioso militante durante muchos años y este texto lo escribí en la época en la que me empecé a alejar definitivamente del mundo religioso. Aclaro esto por si alguien se siente ofendido por algunas de mis opiniones. No es mi intensión ofender o agredir, sólo me siento distendido en este espacio para comentar estas ideas, entre amigos. Abrazo a todos. Javier

Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

¡Ea pues: bienvenido a las filas y filas y filas de católicos excomulgados…JE!

A los doce años sucumbí al llamado del Señor. Se trataba de una misión apostólica que emprendía cada año un puñado de seminaristas de ánimos y hábitos enlutados por la mentira de la culpa. Se trataba nada más y nada menos que de las huestes celestiales del “Verbo Encarnado” (*ver nota al pie). Con el estímulo de esta manga de hijosdeunagran -perdón, pero francamente no hallo todavía un calificativo que se avenga mejor con la naturaleza y las intenciones de estos señores- fui avanzando en el lavado de cerebro y aprobando los peldaños religiosos al tiempo que pasaba por los retiros espirituales que abarcaban desde la etapa de la Conversión y la Perseverancia hasta los durísimos “Ejercicios de San Ignacio de Loyola”. Sé que algun@, por ahí, comprenderá la dimensión de lo que significan estos retiros para la mente de una niñita de entre doce y trece años. El resultado: de las quince señoritas que militábamos en el grupo de la parroquia no más de tres o cuatro logramos zafarnos antes de “caer en la tentación” del convento. Las restantes doce o trece andan por ahí arrastrando sus hábitos y quemando vidas entre las carmelitas descalzas, las monjas de clausura, las hermanas peruanas, las misioneras y las del verbo encarnado (ah…y ahórrense por favor las muecas de picardías o las humoradas al respecto que ya estoy viendo yo un par de cejitas levantadas sobre los rostros virtuales de algun@s...jeje: ¡no pudieron conmigo…! Ríanse con toda tranquilidad: ya está todo superado).

Marche esta historia, completa y con picante, para que se sume a la bronca y se adhiera a la catarsis literaria de tu cuento. Más de dieciséis años van desde que me abrí de todo esto y, terapia de por medio, creo haber pasado sucesivamente por las etapas del odio, el perdón, el odio, el perdón…hasta que finalmente llegué al olvido. Estado en el que uno como que logra desasirse de una culpa espantosa y totalmente gratuita que la Iglesia sabe muy bien cómo grabarnos a fuego. Sospecho sin embargo que, como dicen: No hay que juzgar el bosque por los árboles caídos. La Iglesia, algunas veces, está muy bien, sobre todo cuando se aparta de la “iglesia” y se vuelca hacia los textos sagrados. Sin ir más lejos, mi viejo -hijo de un padre alcohólico y de una madre prostituta, también alcoholica- no habría sobrevivido sin la ayuda y la contención de los sacerdotes salesianos. A qué negarlo: en algunos casos, son las religiones un mal necesario En fin, esto es así: una de cal y una de arena. Ya sé que hay más de cal que de arena, pero bueh…qué le vamo a’ se.

Y ahora sí, volviendo a lo literario, recomiendo p’al que guste de estos temas: el “Pastor de Murciélagos”, novela más o menos reciente de un viejo pícaro, bastante subidito de tono, que algunos reconocerán bajo el nombre de Dalmiro Sáenz. Allí se encontrarán con reflexiones como éstas:

“El pecado es la materia prima de la Iglesia. Se acaba el pecado, se acaba la Iglesia. Por eso la Iglesia ama el pecado. El amor es la materia prima del Capitalismo. El 90% de los gastos de los seres humanos es por amor. Por eso el Capitalismo ama el amor. O sea que esos dueños del mundo que son la Iglesia y el Capitalismo sobreviven gracias al más sublime de los pecados que es el amor. El protagonista de este libro, un asesino a sueldo del Ejército Argentino, está entrenado para matar para defender ese pecado”

*NOTA - Verbo Encarnado: Para quienes nunca escucharon hablar de esta orden religiosa, bástame con mencionar que hasta el Vaticano la intervino a lo largo de un año completo (y eso que el Vaticano, a estas alturas de la historia y después de las cagadas antológicas que se ha mandado la “Santa Iglesia”, ya no se escandaliza con demasiada frecuencia del comportamiento de sus “santos varones”)

Los del Fondo, colectivo de escritores dijo...

¡Ah...la de arriba sono io!: Vanesa